sábado, 14 de noviembre de 2020

ERNESTO FAUSTINO URTUBEY Dos textos breves


 

DE LOS DOS

 

         Llueve y te extraño y te pienso en mis brazos atrevida, queriendo conquistar lo que resta de mí por ser conquistado, una ráfaga de intenso calor, una copa de vida, una vieja alforja con sueños. Y me enseñas a cantar de placer con los ojos abiertos como lunas, y me gritas: la noche aún se encuentra intacta", tenemos velas que arden y agua para beber de la misma gota.

         Que cuando vos llegas la casa toda es un capricho y ya nadie duerme porque invades todo de luciérnagas que te acompañan.

         Y yo abro la boca y digo: nada tengo ya que pueda seguir siendo si no es tuyo y mío.

 

City Bell, octubre de 2014

 

 

 

EL MUTUO DESCUBRIMIENTO

 

         Si tuviera que descifrar cuál es la señal que me salva cada mañana, diría,

                   “nada me priva de seguir ausente”,

sólo aquel sueño alivia mi conciencia del olvido y rescata el olor de tus dedos en mi cabello cuando aún éramos nada. ¿Me asiste sólo el recuerdo? Inconscientes de Amor prodigamos señales de fasto por nuestros extremos, frío, calor, convulsionados ante el mutuo descubrimiento de los besos exploratorios. Primera vez. ¡Y nada más! Su reconstrucción hasta el infinito en la oscuridad.

 

City Bell, octubre de 2014

 

 

Hoy se cumple dos meses de la partida del querido Ernesto. Comparto estos dos breves textos escritos en 2014. Las fotos las saqué el 24 de noviembre de 2015, en una de nuestras caminatas por City Bell, en las vias de la estación de trenes; se te extraña, amigo

Ernesto Faustino Urtubey (La Plata, 16 de febrero de 1959 - City Bell, 14 de septiembre de 2020) / Fotos: jmp

lunes, 9 de noviembre de 2020

AZUCENA SALPETER La pregunta más tonta de mi vida



CUANDO LA MUERTE GANÓ UNA CARRERA DE CABALLOS

 

no eran los pura sangre inglés

no

era la tromba victoriosa entre gallinas

iban palurdos

achispados como la victoria cuando se extravía

en los huesos de la casa

 

lo bien que la pasamos

don Heyer

el alemán que no entendía lo que decía

la Hilo que no podía ver el rojo y se pintaba con violeta de genciana

el José

a cuchilladas con el cáncer de garganta

la Teo

recién llegada de la Patagonia

ella solita en ancas de la tisis galopante

feliz con el beso de Mascaró

pura patriada

gritaba el Sixto medio empetrolado

se tiraba de cabeza al río Paraguay y salía

del otro lado con el viva Perón entre los brazos

el Pedro en cambio

trajinaba la noche con las planchas de imprenta

y el altavoz de la camioneta anarquista

pregonaba que la felicidad es la ascitis de la victoria y duele mucho

tenía esos tornillos en la barriga el Pedro

así como la Cota

tipo de bravura

cejijunta y jornalera

se cambia al alba la bolsita de la vesícula llena de demonios

para cocinar kilos de mazamorra a los cabecitas negras

la niña Elvira

todavía va los jueves al estreno de “La traición de Rita Hayworth”

el resto de la semana hace punto cruz para el niño que no acaba de nacer

 

y yo

que marcho con la armada de Brancaleone

flaqueo por los siglos de los siglos

me da miedo la piba a las 5 de la mañana en la parada del poste 317 de Berisso

todavía no maté la muerte

no aplasté de una trompada la bacteria inmunda de la injusticia

y dicen que uno se enfría rápido

 

entonces sin saber arrear cabras sagradas

en el mismo instante en que rescato una hojita del Monte de los Olivos

aparece la tromba victoriosa

Yannis Ritsos me convida arenques en salmuera

todo está por nacer

y me hago la pregunta más tonta de mi vida

cómo voy a correr esta carrera

con qué cascos

poesía.

 

 

 

Poema inédito en libro

 

Hoy la querida, hermosa e inmensa poeta Azucena Salpeter cumple años, y nosotros agradecemos, siempre, sus poemas, ¡que tengas un hermoso día, Azucena!

 Azucena Salpeter nació en Formosa el 9 de noviembre de 1942

Desde 1957 reside en La Plata, y en la actualidad en Tolosa / Es médica, poeta, narradora y pintora / Fotos: Azucena junto a Néstor Mux y José María Pallaoro, Taller La Plata de JMP, 30 de mayo de 2019

lunes, 12 de octubre de 2020

RODOLFO LUNA Las únicas fronteras

 
 

CITY BELL

 

     Mi casa no tenía llave. Las únicas fronteras eran el arroyo tras el maizal, más allá de la iglesia, y la noche. La anchura del mundo podía alcanzarse en bicicleta. Las nubes, con papel de colores, caña, piolín y viento. Se olía la lluvia antes de mojarse y el amor antes de la ausencia. Las guerras eran de barro. Los perros tenían nombre y apellido, Dayton Vargas. Querosén y sabañones era invierno. Colchones destripados al sol era verano. Por la calle pasaban las procesiones, las tropillas y las revoluciones. Libábamos el néctar de las madreselvas.


     Mi infancia no tuvo llaves ni fronteras.

 

Foto: jmp

domingo, 27 de septiembre de 2020

AMOR PERDÍA Metáfora

 


METÁFORA

 

      “La pluma venció a la espada”, dijo la maestra y él ya no escuchó el resto. Se quedó pensando en la forma de esa pluma. La creó de metal, con filos finísimos a ambos lados capaces de lastimar como estrella ninja. Pero esa imagen no le gustó: parecía el peine que usa la abuela para sacarle los piojos. Entonces pensó que estaría construida con tecnología espacial: un material resistente, aunque liguero, eficiente al momento de quebrar el borde de una espada. También podía ser que la pluma contara con un sistema de descarga eléctrica que al ponerse en contacto con el metal de la espada, se trasmitiera directamente al cuerpo del oponente, fulminándolo. ¡Impecable!

     Volvió a relacionarse con el mundo exterior justo cuando el acto terminaba y ellos avanzaban, en fila, hacia las aulas. “Debió ser una pluma super poderosa”, comentó con Katy, porque era la que estaba más cerca. Ella lo miró desde lo alto con cierto asombro. No es que fuera pedante o soberbia, sólo era diez centímetros más alta que él y la frase realmente le había llamado la atención. “Es una metáfora, -le contestó-, quiere decir que ganó con las palabras”. Después giró y apuró dos o tres pasos para achicar la distancia hasta su compañera. Cubriendo, así, el hueco en la cadena que la respuesta había provocado.

     Sentado a tres metros de la maestra, ya en el aula, él terminó de dar forma a los últimos detalles. La pluma debió tener la apariencia normal de toda pluma de ave, sólo que contaría con un dispositivo secreto. Un tubo por el que soplar palabras envenenadas que ejecutarían al enemigo en el acto. “No hay espada capaz de superar dardos mortales”, pensó convencido de haber entendido todo.

 

 

 


Del blog Jueves de microrrelatos (https://juevesdemicrorrelatos.blogspot.com/).

Amor Perdía (Santa fe, 1973). Profesora de Historia. Escritora. Vive en City Bell.

Foto: jmp

martes, 25 de agosto de 2020

OLGA EDITH ROMERO Cuando nadie los espera




LOS PÁJAROS

Los pájaros están en su jaula de dudas,
los dejo salir,
atropellados intentan la huida.
Poco a poco –les digo– y los sujeto.

Me abandonan.
Ya no tengo ascendiente sobre ellos.
No sé si volverán.

A veces cantan
con voz de viento en los acantilados.

Otras se lamentan,
sus gritos hieren, agotan, desagradan,
se eternizan en atardeceres.

Vuelven cuando nadie los espera,
me obligan a buscarles alimento
y una hoja en blanco.



 
UNA ENTRADA A CASA
Ayer a la tarde OER me dejó su nuevo libro, Irse por las ramas, en el buzón de entrada a casa. Hoy, tempranito, lo fui a buscar. Y lo miré en diagonal. Me pareció reconocer el poema que abre Irse…, y me fijé en Aromito. Ahí está, en ese momento inédito, aunque una versión anterior, de 2009. Claro, no es el mismo poema. Ya es otro poema, el tiempo transcurrido lo embelleció más. Hoy, también tempranito, veo la foto que Olga subió a su muro de FB, y leo: “Esta ave parecida a una garza pero de color marrón y con un pico largo y corvo estaba trepado a una luminaria. ¿Alguien sabe qué es?”. Le contesto: “Es un Caraú. En casa, hace poco más de un mes, hay un par. Son caracoleros. Van de la zanja, en la calle, a mi jardín. Oh, reconocí la foto. Esa es la entrada a mi casa. La luminaria encendida con la enredadera. Estoy podando todo lo seco y lo que molesta. De fondo, el jacarandá.” Ocurre la maravilla, cuando nadie lo espera (la cuarentena también es así).
Olga Edith Romero nació en La Plata el 4 de octubre de 1949. Vive en City Bell.
Fotos: Primera, JMP. Segunda,  OER

miércoles, 19 de agosto de 2020

NORBERTO SILVETTI PAZ A tus ojos no faltará la angustia




LECTURA DE LA MANO

A tus ojos no faltará la angustia
ni a tu corazón el derrumbe;
sobre tu cabeza penderá en las tinieblas
el aciago, inestable vuelo del picaflor,
pero no el canto de las cigarras.
Las no encontradas tumbas del desierto
retienen todavía tu rostro,
mano no habrá que excave
de allí tu cabeza, tu cintura, tu pelo.
Seguirá el tiempo destruyendo
nuestra causa común y tu risa,
y nubes de escribanos consignarán tus nombres
sobre los bronces del olvido;
asegurada hasta en la muerte
escucharás –distraída
de tanto cielo interior– el ritmo
desigual del pájaro viajero
que partió hacia términos prohibidos, sagrados,
para volver con la noticia
de que allí tú no existes.



 
Poema seleccionado de Cifras, signos y estaciones, Editorial Cuarto Poder, Buenos Aires, Argentina, 1976
Norberto Silvetti Paz (Tucumán, 6 de junio de 1921 - La Plata, 3 de febrero de 2005) vivió, hasta su muerte, muchísimos años en City Bell / Fotos: jmp

sábado, 15 de agosto de 2020

ENRIQUE JUAN FERRARI Los sueños de la sangre nos convocan




SUR…

Hace mucho que tus manos
anunciaron el alba,
quizá, para construir el nuevo día,
porque naciste justo con el gateo del siglo,
quizá, para edificarlo.

Cuando aún tus callos no hacían sombra
sobre los vientos del sur
cuando aún no gastabas alpargatas,
y cuando todavía las palomas de tus manos
no tenían laurel, ni maíz,
te pusiste un balde de albañil,
en cada una
para que tan solas no estén.

Apareciste en el siglo de las revoluciones
y las guerras…
Te pusiste un mameluco blanco
símbolo de los albañiles…
y con la cal,
la cuchara
y el nivel,
amasaste sueños sobre ladrillo y ladrillo.

El siglo te acunó en un tango,
y el vino puteador te abrió una herida,
en ese mismo sur,
al costado...
en el corazón de nuestros días.

Hace ochenta inviernos que gastas alpargatas,
y sembraste con ladrillo una magia.
Allí donde los sueños
de los hombres son los sueños,
levantaste una pared y un techo, que abrigara.

Todavía recorres la esperanza
de amasar los sueños libertarios que soñaste,
prepara, pues entonces,
tu pastón,
tu balde,
y carretilla
y sale al sol...
Don Quijote en la mañana.

Se habrán apaciguado las peleas,
habrán pasado las lunas y los soles,
pero no los sueños.
Sabemos que en cada amanecer
luchamos por lo mismo.
Y aunque nos digan
“¡no se puede!”
en cada amanecer
seguiremos insistiendo con lo mismo.

No dejes que te roben la alegría.
No dejes que te roben la esperanza…
Viejo albañil, sin dioses, ni sotanas.
Los sueños de la sangre nos convocan
¡Viejo amigo!
Entrañable de mi alma.

15 de agosto de 1995


 
Hoy, 15 de agosto de 2020, se cumple 107 años del nacimiento de mi viejo, el Eugenio “El Gino” Ferrari, en la ciudad de Campana, provincia de Buenos Aires. De oficio albañil, hijo de albañil y padre de albañil arquitecto. Para él este recuerdo.

Enrique Juan Ferrari (Teniente Origone, Pueblo del sur de la provincia de Buenos Aires, 25 de noviembre de 1947(. Vive en Tolosa / Foto: jmp

viernes, 7 de agosto de 2020

NATALIA BOGLIANO Cuánto tarda la felicidad


   Cuánto tarda

la felicidad

y cuando llega

no avisa.

Arrasa.

Explota el alma.

Emigra la oscuridad.

Te veo venir.

Sé que estás

cerca.

Llega.

Camino enamorado.

Nudo de ideas.

Niño.

Ternura.

Relámpago.

Centella.

Viejo bueno.

Hombre, HOMBRE.

 

  

   Cada vez más filosa.

Más feroz.

Más animal

y más sombra.

Ovillada

en la maraña

azul y pestilente.

Sin horizonte

ni oriente.

Me derramo

al caminar.

 

 

 Natalia Bogliano (La Plata, 2 de marzo de 1972)

Fotos: jmp

jueves, 6 de agosto de 2020

ABEL ROBINO Algo imprevisto


París, Café Le Mistral, frente al Sena, jueves 5 de septiembre de 2019


ESTUDIO DE LA ESPERANZA

 

Éramos creyentes, o no.

El ejercicio práctico se ponía en marcha

con ese balde con agua,

ídolo de lata galvanizada,
una superficie

espejante, resbaladiza, traicionera.


Convencidos,

sin más vueltas, lo increpábamos:

“Recibe la rata que te arrojamos”,

y con los ojos clavados en el animal

veíamos el pasmoso consentimiento con que nadaba:

8 horas en círculos concéntricos, 

antes de dejarse ir a pique.


Entonces, 

algo imprevisto incitaba a manipular

alguna especie de salvación,

y corregíamos la experiencia.

Arrojábamos a la próxima

sentenciada,

antes de la octava hora fatal, una maderita

donde volviera por unos minutos

a un experimental sosiego,

para quitársela y comprobar fácilmente

que esos órganos desesperados resistían flotando

40 horas más.

Como si lo que está compuesto de carne y chillidos

lo fuese también de memoria y espera.

 

Los cuerpecitos, al final de cada sesión de trabajo,

se arrojaban a las cloacas.


En cuanto a nosotros,

Suponiendo que investigábamos sobre la esperanza;

habíamos comenzado a estudiar sobre la crueldad.

 

Puente de las Artes, cerca de La maga
Puente de las Artes, cerca de la Maga

 

Abel Robino y José María Pallaoro en París, septiembre de 2019

Abel Robino (Pergamino, Provincia de Buenos Aires, 7 de octubre de 1952)

Platense por adopción, en cuarentena en algún lugar de Argentina

Fotos: archivo de la talita dorada 

Para que una escena se repita, bajo la placa donde apuñalaron a Enrique IV el 14 de mayo de 1610

miércoles, 5 de agosto de 2020

NORMA ETCHEVERRY Y nos íbamos por ahí




EL TREN CARGUERO


De vez en cuando nos topábamos
con algún carguero
y nos quedábamos largo rato
contando los vagones.
La cabeza se extraviaba imaginando
por qué lugares andarían
antes y después,
bajó qué soles,
por cuáles lluvia, con qué personas,
que tendrían qué historias
vaya a saber dónde.
Finalmente
perdíamos la cuenta de los vagones
y nos íbamos por ahí, pateando piedras,
hasta achicarse el horizonte.



Norma Etcheverry (Ranchos, provincia de Buenos Aires, 5 de mayo de 1963)
Reside en Ringuelet / Foto: jmp

martes, 4 de agosto de 2020

SANDRA CORNEJO Una bellota




UNA BELLOTA


Una bellota
de un parque milenario
viajó conmigo en mi bolsillo
de un continente a otro.

En días asombrados,
era mi compañía y mi amuleto.

No es una bellota,
alguien me dijo luego.

¿Importa el nombre de las cosas?
Era mi bellota.
Lucía como tal en el camino.


Sandra Cornejo (La Plata, 1962)
Foto: jmp