Un
placer el viaje en tren de City Bell a La Plata, de La Plata a Quilmes. Los coches
son hermosos (quizás tanto a aquellos antiguos vagones que recordaba mi abuelo
José María), tienen baños y comedor, los comensales juegan a las cartas,
charlan, miran el paisaje, se divierten. El viaje es corto, es verdad, es que
son veloces, claro, y necesarios al dinamismo de nuestras vidas actuales. Da placer
viajar en nuestros trenes. Ojalá sepamos cuidarlos. Los citibelenses no hablan
de otra cosa, al comienzo se quejaban, denunciaban el curro, el no cuidado de
la vieja estación, el desastroso bajo nivel, que por suerte hace muy poco
inauguró nuestra señora gobernadora. Los citibelenses están eufóricos y solo
hablan de nuestro tren. Eso me cuentan todos, cuando puedo escucharlos, cuando se
apiadan de mí y me compran la batería de mis audífonos.
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