NUESTRO PEQUEÑO BIG SUR
“(…) tuvimos
nuestro “pequeño Big Sur”: la calle Nirvana de City Bell, que bordea el arroyo
Rodríguez, sobre todo las cinco primeras cuadras desde el camino General
Belgrano hacia Gorina en la que se levantaban, en aquél momento, sólo dos o
tres viviendas. El resto parecía naturaleza virgen. En la mano izquierda y con
ingreso desde el camino Belgrano, con un inmenso parque, se levantaba la
oriental mansión que perteneció al ex gobernador Rodolfo Moreno, que había sido
embajador en Japón. Por eso, a los cien metros de recorrer Nirvana sorprendía
sobre el arroyo, un embarcadero y una glorieta al más puro estilo nipón y no
lejos, faroles y ornamentos de jardín típicamente orientales. Una escenografía.
En la mano derecha de Nirvana, cubierta por una espesa arboleda, como si
hubiera buscado esconderse del mundo y del ruido, Jorge Mieri había levantado
su propia casa en madera. Mieri, pintor impregnado de un misticismo auténtico,
cultor del silencio, solía aconsejarnos y estaba interesado por nuestros
trabajos y postulados. A los pocos metros, al poco tiempo levantó su casa César
Paternosto con un provocador y revolucionario diseño de Vicente Krause, muy
relacionado a nuestra estética. Años más tarde se sumó la casa de Alejandro
Puente. Desde ese momento el lugar fue bautizado como “el barrio de los
pintores”. Hoy la calle Nirvana está tan irreconocible como la calle 51 y como
la misma ciudad que nos cobijó en los ‘60. Ese Nirvana enclavado en el verde y
el silencio, fue invadido por viviendas convencionales y hasta ostentosas que
alojan a la pequeña burguesía platense (…)”
Lalo Painceira, “El blues de la calle 51”
Ediciones EPC, 2013.
Foto: Lalo Painceira y José María Pallaoro,
City Bell, 27 de septiembre de 2014.
No hay comentarios:
Publicar un comentario