LA
ESCALERA DE LOS LUNES
Subir
lentamente la escalera,
como antes,
pero sin la alegría de los lunes,
con el corazón apretado,
sin saber el por qué de la vuelta.
como antes,
pero sin la alegría de los lunes,
con el corazón apretado,
sin saber el por qué de la vuelta.
Una
escalera donde la araña tejió su vida
y también la nuestra.
Donde el cielorraso dejó su lluvia blanca
para recordar que no había habitantes.
Y la alfombra se cubrió del polvo de los años.
y también la nuestra.
Donde el cielorraso dejó su lluvia blanca
para recordar que no había habitantes.
Y la alfombra se cubrió del polvo de los años.
Entrar
a la casa,
donde las caras extrañas atrapan a brazadas
para arrojar en cajas,
esos libros amados, mimados en cada página,
con marcas, con señales, con su letra
y los pequeños pájaros que adornan las poesías.
donde las caras extrañas atrapan a brazadas
para arrojar en cajas,
esos libros amados, mimados en cada página,
con marcas, con señales, con su letra
y los pequeños pájaros que adornan las poesías.
Qué
saben ellos de ese amor en las frases.
Y
todos los adornos, las pinturas, los premios,
las tazas en que ya no tomaremos el té,
los cuadros familiares,
en la espera que alguien se apiade de su nada.
las tazas en que ya no tomaremos el té,
los cuadros familiares,
en la espera que alguien se apiade de su nada.
Hasta
la cocina exhibe devastada
sus pobres utensilios.
sus pobres utensilios.
Pero
lo que más duele son los vestidos,
que no tienen ni tuvieron a su dueña
en los últimos días.
que no tienen ni tuvieron a su dueña
en los últimos días.
En
memoria de Ana Emilia Lahitte
Foto:
Casa, pertenencias de AEL, en venta desde el día de ayer.
LA
ESCALERA DE LOS LUNES
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